Orquesta Metropolitana de Madrid, Coro Talía y la cantante Nuria Elósegui dirigidos por Silvia Sanz hicieron vibrar al público en el Auditorio Nacional.

Fue una gran noche la del 28 de diciembre en el Auditorio Nacional, una noche esperada y en la que se sabía que había que darlo todo: porque hacía tres semanas que se habían agotado las entradas; porque se sabía que regresaban muchos de los que disfrutaron de la primera Noche de Soul (la de 2012); y porque venía nuevo público que había oído hablar de un concierto que sólo el Grupo Concertante Talía se ha atrevido a hacer en el Auditorio Nacional contando para ello con todos sus efectivos. La Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía, la voz de Nuria Elósegui, la dirección de Silvia Sanz Torre, los arreglos de Alejandro Vivas y una selección de canciones que hicieron historia fueron los ingredientes de otra gran Noche de soul.

La noche, muy fría puertas afuera del Auditorio Nacional pero cálida desde el inicio en su Sala Sinfónica, se inició con uno de primeros éxitos de Aretha Franklin: I say a little prayer for you (1968), que muchos recuerdan por una divertida escena de la película La boda de mi mejor amigo. La intensidad del último estribillo (“Forever you’ll stay in my heart”/”Siempre estarás en mi corazón) y el dulce final (“Say you love me too” / “Di que tú también me amas”) dieron paso a los siguientes temas cargados ya de toda la energía y desgarro del soul con la intervención de Nuria Elósegui. La primera de las recreaciones sobre grandes temas del soul preparada por Alejandro Vivas se titulaba Chains (Cadenas) en referencia a canciones como It’s a man world, Unchain my Heart y Chain of fools, tres temas que fueron grandes en las voces de James Brown, Ray Charles y Aretha Franklin y que Nuria Elósegui interpretó en diálogo con el Coro Talía. La Noche de soul continuó con otro gran éxito de Ray, esta vez íntimo y emotivo,  Georgia on my mind.

Ritmo y sensación de velocidad

El siguiente recuerdo, con más ingredientes del pop, fue para la formación femenina de los 60 The Ronettes y el principal éxito de su carrera, Be my baby. El ritmo, la intensidad y la energía se multiplicaron por mil con la siguiente recreación de A. Vivas con referencias a Everybody needs somebody y What’d I say que incluso llegaron a sonar a un mismo tiempo. Nuria Elósegui volvió al escenario para enfrentarse a una de las grandes canciones de Otis Redding y en la que Aretha infundió toda su energía interpretativa, Respect. Los miembros del coro dejaron sus carpetas para acompañar no solo con sus voces, sino también con coreografía, la impresionante interpretación de Nuria. Terminó la primera parte con I will follow him, un tema de origen europeo que se adaptó al inglés, que terminó “soulizado” en la versión que se escucha en la película Sister Act, y que pasa repentinamente de la introversión a la extroversión más explosiva.

Inocentada musical para un 28 de diciembre

Siendo una noche del 28 de diciembre, no podía faltar una broma. Al iniciarse la 2ª parte, una integrante del coro salió al micrófono para informar de que había surgido un problema con las partituras de la 2ª parte, que no habían llegado y que la ONE había cedido parte de su material para poder completar el concierto con piezas clásicas. Algunos silbidos y protestas interrumpieron tan lamentable comunicado. Silvia Sanz salió a escena con cara de pocos amigos haciendo ver que no era fácil de digerir tal infortunio y levantó la batuta para dirigir el archiconocido Canon de Pachelbel, que por muy bonito que sea, en aquel momento resultaba lento y fuera de lugar. Aunque en muchas caras del público se adivinaba una sonrisa, en otros ya surgían caras de preocupación. Y es que el canon parecía no tener fin hasta que repentinamente, de la música a de Pachelbel surgieron las voces masculinas del coro cantando When a man loves a woman, mientras de las carpetas de sopranos y contraltos caía la silueta del tradicional muñeco del Día de los Inocentes. El público rió y aplaudió con alivio. Continuaba Noche de soul. Nuria Elósegui volvió al escenario para interpretar el mayor éxito de Fontella Bass, Rescue me. Los siguientes temas fueron Ain’t no mountain high enough, que cantaron en su día Tami Terrell y Marvin Gaye, y una emocionante interpretación de uno de los gran éxitos de Roberta Flack, Killing me softly whit his song con un precioso arreglo de Alejandro Vivas en el que destacaba su riqueza armónica. El ritmo y la energía volvieron de nuevo con Think de Aretha Franklin, en el que Nuria Elósegui demostró cómo es capaz de afrontar temas de gran dificultad como este. Y para finalizar, un tema navideño: All I want for Christmas is you, de Mariah Carey, también con la intervención de la solista.

Gran final para una gran Noche de soul

Fueron intensos y prolongados los aplausos tanto a la directora, Silvia Sanz Torre, como a la Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía y, por supuesto, para Nuria Elósegui. Hubo una ovación muy especial, sobre todo de parte de los músicos y cantantes, para Alejandro Vivas, autor de todos los arreglos, sin los cuales no sería posible un concierto como éste, ya que no existen partituras de soul para coro y orquesta sinfónicos y porque, además, no son meros traslados de los temas originales pues en ellos ha volcado su saber hacer y creatividad.

Silvia Sanz, que de nuevo salió a escena sin partituras, dirigió, bailó y se movió al ritmo de todos los temas y compartió todas sus emociones en las canciones más románticas. Al término del concierto, dio las gracias al público y a los músicos y felicitó el nuevo año que está a punto de llegar. Cinco propinas completaron la velada, Hit the road Jack; I feel good, en la que los miembros de La Metropolitana  se levantaron a bailar demostrando que una orquesta puede tocar y divertirse a un mismo tiempo; Oh, happy day, ya con los tradicionales disfraces (sombreros de todo tipo, gafas, boas y pelucas que inundan de color el escenario); y la repetición de los temas Moving up y Chains. El público no se marchaba y el Auditorio tenía que cerrar sus puertas, así que los músicos dijeron adiós a los asistentes y todo el mundo se marchó con el alma llena del ritmo, la emoción, la fuerza y la alegría de una gran Noche de Soul.