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Lleno en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional para un concierto vibrante, divertido, festivo y participativo
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El programa incluía grandes éxitos de la música norteamericana desde los años 40 hasta hoy
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Cuatro personas del público presenciaron el concierto en el escenario gracias a la subasta solidaria de las localidades a favor de la Fundación Ana Carolina Díez Mahou
El concierto de fin de año del Grupo Concertante Talía repitió su éxito de taquilla de temporadas anteriores. Más de 2.300 acudieron el jueves 29 de diciembre a la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música para presenciar el concierto Singing America ofrecido por la Orquesta Metropolitana de Madrid y el Coro Talía bajo la dirección de su directora titular Silvia Sanz Torre. El público disfrutó y aplaudió con todas las ganas del mundo cada una de las piezas del programa, grandes éxitos de la música norteamericana desde los años 40 hasta hoy. Hubo emoción, ambiente festivo y momentos inesperados como el divertido mannequin challenge con que músicos y directora sorprendieron al público durante la interpretación de la pieza Uptown funk de Bruno Mars. El vídeo ha corrido como la pólvora por las redes sociales y ha sido visto por unas cincuenta mil personas.
Un concierto singular
Fue el concierto del mannequin challenge, pero sería una trivialización dejarlo ahí, porque lo más importante fue el éxito del programa que se interpretó. Detrás de cada uno de estos conciertos hay una preparación previa larga e intensa. Interpretar este tipo de piezas (swing, pop, rock, folk rock, canción de autor, funk, disco) con orquesta y coro sinfónicos no es fácil. El programa estaba repleto de canciones conocidas que no han sido compuestas para este tipo de formaciones musicales. Hace falta contar con las adaptaciones oportunas y esto supone un arduo de trabajo de arreglos y orquestación tras el cual se encuentra el compositor y director artístico del GCT, Alejandro Vivas. Su labor permite que el Grupo Talía pueda ofrecer cada Navidad programas propios como ha sido In the mood, las dos ediciones de Noche de soul y Singing Europe, y ahora la primera edición de Singing America.
El concierto desde dentro
Por otra parte, este año se ha repetido la experiencia del año pasado y cuatro personas consiguieron una localidad en el escenario, junto a la Orquesta Metropolitana, gracias a su participación en la subasta solidaria de estas localidades (#SéUnoDeLosNuestros) a través de internet. La recaudación para la compra de estas cuatro entradas se destinará al programa de musicoterapia que ha puesto en marcha la Fundación Ana Carolina Díez Mahou del que ya se están beneficiando niños que padecen enfermedades neuromusculares degenerativas.
Swing, surf y canciones de amor
El programa se inició con uno de los clásicos de Frank Sinatra, I’ve got you under my skin, de Cole Porter. De ahí, un salto a los años 60 con I get around, la canción que lanzó al estrellato a los Beach Boys. Siguieron dos recorridos temáticos preparados por Alejandro Vivas, el primero de ellos, titulado Love matters, evocaba baladas cantadas por grandes rockeros como Elvis Presley, cuya voz nos susurraba al oído cuando de canciones románticas se trataba. Un dulce solo de corno inglés a cargo de Diego Cano en la introducción orquestal precedió a la entrada de las voces. La pieza alcanza el momento culminante cuando el coro canta las palabras «I need to love» en una frase sostenida y apasionada.
En torno al rock
Entonces llegó uno de los momentos más rítmicos de la noche, Rock around the rock, un recorrido por los orígenes del rock and roll con el que era difícil mantener los pies quietos. Se trata de una animada pieza orquestal con intervenciones puntuales de las voces masculinas del Coro Talía. En ella destacaron las improvisaciones de varios solistas de la orquesta: Alberto Clemente (guitarra eléctrica), Guillermo Soloaga (bajo eléctrico), Iker Aierbe (trombón), Álvaro Huecas (clarinete) y Javier Arévalo (trompeta) que aportó el toque navideño al improvisar sobre la conocida melodía de Jingle bells. El siguiente fue un recorrido por la música californiana de los años 60, surf rock y folk rock con grandes éxitos de grupos como The Beach Boys (Surfin’ USA), The Mamas and The Papas (California dreamin’, Monday, Monday) o Happy together (The Turtles), canciones que suenan a todos, incluso a los que han nacido décadas después porque han pasado de generación en generación.
Contrastes
El programa estuvo lleno de contrastes e incluía también un homenaje al cantautor, poeta y novelista Leonard Cohen, fallecido en Los Ángeles (California) el pasado 7 de noviembre con 82 años. Orquesta y coro ofrecieron una sentida y emotiva interpretación de uno de sus temas más conocidos, Hallelujah, una canción que parte de relatos bíblicos para contarnos cómo el amor conduce al dolor o a la felicidad. Tras la poética pieza, cambio drástico de ambiente con un gran éxito de finales de los 70 y uno de los temas más conocidos de Village People, YMCA, cuya coreografía todo el mundo conoce casi cuatro cuatro décadas después. Incluso ya hubo personas en el público que se animaron a hacer los movimientos de brazos que simbolizan cada una de las siglas. Todo el mundo estaba muy animado y aún faltaba la segunda parte.
Del road movie al thriller
Finalizado el descanso, durante el que el público tuvo oportunidad de pasarse por el photocall instalado en el hall del Auditorio, comenzó la segunda parte del programa con otro de los recorridos temáticos preparados por Alejandro Vivas, On the road, especialmente dedicado al sonido de la guitarra acústica y a los géneros asociados a ella, el country y todos sus derivados. Como en un road movie, ese género cinematográfico en que el viaje es metáfora de la vida, la pieza viajó por aquellas canciones que hablan de encrucijadas, carreteras que cruzan desiertos y llegan a destinos no deseados. Sin duda fue esta pieza marcó uno de los momentos más entrañables y emocionantes de la noche. Pero también fue muy aplaudido lo que vino después, al recordar a Michael Jackson con uno de sus temas más populares y logrados, Thriller, ambientado en las películas de terror de los años 50. A continuación, El Coro Talía ofreció otro de sus mejores interpretaciones de la noche con el emotivo canto a la amistad You’ve got a friend de la compositora, pianista y cantautora Carole King.
Stop, wait a minute: el funk se detiene
Llegó el momento de Uptown funk de Bruno Mars, con su ritmo implacable, divertido, hipnótico, imparable… ¿Imparable? No, no fue así. En la repetición se produjo la gran sorpresa del concierto, algo que el público no esperaba. Las palabras mágicas fueron: “Stop, wait a minute” y fue como pulsar la pausa en un vídeo. Directora, orquesta y coro iniciaron un gesto que quedó en suspenso, lo que se conoce en redes como mannequin challenge (reto del maniquí). El tiempo se detuvo en el escenario. Solo se movió el hombre de la cámara, Israel Robles, que cruzó la escena con un móvil grabando un vídeo que ha sido visto por decenas de miles de personas en las redes sociales. Y a punto estuvo de tropezarse. “Casi me mato –explicó después- y puse el dedo en la cámara”. Fue divertidísimo y la reacción del público, impresionante… aplaudir sin parar, reír, observar los gestos, las posturas, las caras… Hasta que en determinado momento Silvia Sanz Torre, que esa noche iba de negro y naranja, movió ligeramente ¿la batuta o la varita? y, como si de un toque mágico se tratara, el reloj de la música se puso de nuevo en marcha, orquesta y coro prosiguieron donde el tiempo se detuvo y continuaron como si nada hubiera pasado. Fue otra forma de pasarlo bien, de sorprender y de aportar a la noche un elemento nuevo.
We are the world y I will survive
Después de las risas, los aplausos y los comentarios por la sorpresa, continuó el concierto con otro conocidísimo tema, We are the world, canción compuesta por Michael Jackson y Lionel Richie en 1985 que cantaron 46 conocidos artistas con el objeto de reunir fondos para paliar la hambruna de Etiopía. El programa concluyó con un auténtico himno de superación personal, I will survive de Gloria Gaynor, en el que coro y orquesta se volcaron para rematar el brillante punto final de un concierto en el que había desaparecido toda frontera entre el escenario y las butacas porque el público había tarareado, cantado y hasta bailado en su asiento ( y alguno de pie). De hecho, gran parte del público acompañó el comienzo de la canción con palmas por iniciativa propia. El tema fue muy aplaudido pero no fue el verdadero final, porque la percusión inició la repetición de la última parte de la canción pidiendo ya la participación del público.
Cuatro bises, un agradecimiento, una petición y un propósito
El público aplaudió con muchísimas ganas, entusiasmo y alegría y orquesta y coro agradecieron los aplausos con cuatro bises. El primero de ellos fue un tema navideño, Christmas in New Orleans, muy conocido en la voz de Louis Armstrong, en el que destacaron los solos de trompeta (Javier Arévalo) y clarinete (Álvaro Huecas). Silvia Sanz Torre, directora titular de la Orquesta Metropolitana Madrid y el Coro Talía, se dirigió al público para expresar que después de 20 años dirigiendo y más de 120 conciertos en el Auditorio Nacional, no deja de sentir la emoción que produce hacer música en directo y compartirla tanto con los músicos como con el público. “Hoy –añadió- tengo una petición, un deseo y un propósito: mi petición es un gran aplauso para la persona que más trabaja para que este concierto funcione, haciendo todos los arreglos de todas las obras que hemos escuchado esta noche”. El aplauso, que fue intenso y prolongado tanto por parte de los músicos como del público, fue para Alejandro Vivas, compositor y director artístico del GCT. “Mi deseo para el nuevo año -continuó- es que sigamos escuchando música, compartiendo música, sintiendo con música, emocionando con música. Y mi propósito es no dejar de gritar a los cuatro vientos que la cultura no es importante, es imprescindible para todo y para todos. Ojalá que el ritmo frenético del día a día no impida que siga sonando la maravillosa melodía que cada uno llevamos dentro. Feliz 2017”.
Todos a bailar
Y como es tradición en este concierto, de la nada surgieron boas, sombreros, pelucas… y el escenario se llenó de color. La segunda propina fue Speak up mambo, la popular canción que popularizó el grupo Manhattan Transfer, más conocida como Cuéntame que te pasó y lo que pasó es que se animó todavía más el ambiente. Todo el mundo permanecía en las butacas y con pocas ganas de marcharse, Silvia Sanz se dirigió a los asistentes para decir que, cómo los músicos ya habían trabajado mucho, ahora les tocaba a ellos. En un determinado momento se oyó una voz en el público que gritó: “Eres extraordinaria”. Se repitió Uptown funk con mannequin challenge incluido y, como ya todo el mundo sabía lo que iba a ocurrir y ya se podía grabar con los móviles, esto es lo que hizo el público, que volvió a pasarlo en grande. De esta manera hay vídeos del mannequin challenge desde muy diferentes puntos de la Sala Sinfónica. Y como aún no se movía nadie, remate final con la repetición de YMCA, esta vez coreografiado. Todos cantaron y bailaron, el público y el coro. Llegó la hora de irse a casa y de irse riendo, contento, optimista. Es el gran regalo que nos hace la música, por eso es “imprescindible”.
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