Un viaje musical desde los Alpes bávaros al Gran Cañón del Colorado dirigido por Silvia Sanz al frente de la Orquesta Metropolitana de Madrid y el Coro Talía
El público aplaudió entusiasmado las obras de Elgar y Grofé y el Concierto para clarinete de Mozart, interpretado por un joven solista Pablo López
- Ciclo Sinfónico-Coral Temporada 2022-2023 – Concierto 4º abono: Paisajes de música
- Auditorio Nacional – Sala Sinfónica – Domingo 28 de mayo de 2023 – 11:30
- Orquesta Metropolitana de Madrid – Coro Talía
- Solista: Pablo López, clarinete
- Directora titular: Silvia Sanz Torre
- Programa: Concierto para clarinete en la mayor, K. 622 (W. A. Mozart) – Desde la Tierras Altas de Baviera (E. Elgar) – Suite del Gran Cañón (F. Grofé)
El pasado domingo 28 de enero la Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía y su directora titular Silvia Sanz finalizaban su XII temporada en el Auditorio Nacional de Música. La última cita de los conciertos del Grupo Talía, en horario matinal, fue inesperadamente singular, pues coincidió con la jornada electoral. Más de uno saldría de casa guardando en bolsos y bolsillos dos cosas que no quería olvidar: entradas y papeletas. Las entradas eran para el concierto Paisajes de música. El programa nos proponía un viaje sonoro a través de la evocación y la música descriptiva y el público aplaudió con entusiasmo las tres obras que se interpretaron: el bellísimo Concierto para clarinete de Mozart, las alegres canciones de la obra Desde las Tierras Altas de Baviera de Elgar y la Suite del Gran Cañón de Grofé.
Debut de dos obras y un solista
No hay constancia de que estas dos obras, Desde las Tierras Altas de Baviera de Elgar y la Suite del Gran Cañón de Grofé, se hayan interpretado en el Auditorio Nacional. Como en anteriores temporadas del Grupo Talía, se ha buscado combinar obras muy conocidas del repertorio clásico con otras menos programadas que merece la pena escuchar y conocer. Además, con el Concierto para Clarinete de Mozart, debutó como solista en la Sala Sinfónica el joven clarinetista Pablo López, uno de los ganadores del Certamen Intercentros Melómano Profesional 2021, que organiza la Fundación Orfeo. Gracias al convenio entre el Grupo Talía y esta fundación, jóvenes intérpretes tienen la oportunidad de tocar como solistas junto a la Orquesta Metropolitana de Madrid y su directora Silvia Sanz en el Auditorio Nacional de Música.
Mozart, un buen comienzo
La belleza y dulzura del Concierto para clarinete de Wolfgang Amadeus Mozart fue un feliz comienzo de programa, ideal para transmitir un clima de calma y serenidad. Este concierto es un imprescindible que los clarinetistas llevan siempre en su mochila. Es una obra de madurez de Mozart, compuesta pocos meses antes de su muerte y pensada especialmente para Anton Stadler, el mejor clarinetista de la época y gran amigo del compositor. Esta obra, entre las más conocidas de Mozart, se popularizó aún más cuando se incluyó en la película Memorias de África. El adagio de su segundo movimiento acompañaba los recuerdos de Karen Blixen, la protagonista. Silvia Sanz logró el equilibrio necesario entre solista y orquesta, que sonó como una orquesta de cámara. En cuanto a a interpretación de Pablo López, destacó por su expresividad, limpieza y cuidados fraseos. Seguro que le espera una prometedora carrera musical. Por cierto, agradeció los aplausos del público con una magnífica pieza para clarinete solo que fue toda una exhibición, el Homenaje a Falla del compositor, pedagogo y gran clarinetista húngaro Béla Kovács.
La música coral de Elgar
El Coro Talía venía de haber interpretado el pasado 25 de marzo (tercer concierto de abono) Un réquiem alemán de Brahms, una obra densa, extensa, profunda y exigente, y ha cerrado la temporada con una obra optimista, alegre y brillante, con todo el colorido tímbrico y orquestal que tienen las composiciones de Elgar. El coro ya había cantado música de este autor en el concierto que puso fin a la temporada 2018-2019: la cantata El caballero negro, que se escuchó por primera vez en el Auditorio Nacional de Música. Desde las Tierras Altas de Baviera es también una obra poco frecuente en las programaciones y que no se había interpretado hasta ahora en la Sala Sinfónica. Edward Elgar compuso esta cantata para coro y orquesta después de unas largas vacaciones en los Alpes Bávaros junto a su esposa y se la dedicó al matrimonio que regentaba la pensión de Garmisch en la que se alojaron.
Desde las Tierras Altas de Baviera
No era la primera vez que Elgar y su esposa Alice visitaban una zona de cuyos paisajes se habían enamorado años antes. A su regreso a Inglaterra, Alice compuso los versos, basados en textos de canciones populares alemanas y Elgar puso la música. La obra está integrada por seis canciones que vienen a ser postales musicales de los lugares visitados. Para el concierto se seleccionaron las N.º 1, 2 y 3: “La danza”, inspirada en antiguas danzas de la cosecha; “Canción de cuna”, basada en melodías tradicionales; y “Los tiradores”, una canción que ensalza el espíritu alegre y competitivo de los antiguos concursos de caza y que pone brillante punto final al conjunto con un ritmo muy vivo y gran colorido orquestal y vocal. Desde luego, esta obra, aunque inspirada en música tradicional bávara, tiene el sello británico que identifica la música de Elgar.
De los Alpes al desierto de Arizona
Espectacular fue el final de la música de Elgar y espectacular la interpretación de la Suite del Gran Cañón de Ferde Grofé. Es una obra bastante desconocida en España, aunque muy popular en Estados Unidos, que Grofé compuso después de contemplar la grandeza del paisaje en el Cañón del Colorado. Este compositor norteamericano, que fue pianista y arreglista de la popular orquesta de Paule Whiteman, destaca por su talento para la música descriptiva, una habilidad que puso de manifiesto en muchas de sus obras, especialmente en la Suite del Gran Cañón.
Amanece en el Gran Cañón
La obra describe distintas panorámicas del Gran Cañón del Colorado a lo largo de un día, desde que amanece hasta que se pone el sol. Consta de cinco movimientos. El primero de ellos, Amanecer, nos describió cómo el sol asomaba por el desierto y lo inundaba de ricos colores. Finalmente alcanzó un climax triunfal que representaba el comienzo del nuevo día. El Desierto Pintado nos situó en el paisaje del Painted Desert, entre el Gran Cañón y el conocido Bosque Petrificado. El sonido orquestal nos envolvió en una atmósfera misteriosa que representaba el calor y la quietud del desierto. Mediante un motivo oscilante e hipnótico (los instrumentos subían y bajaban en torno a una nota), uno podría imaginar la imagen borrosa de un espejismo.
Un viajero en su mula
El tercer movimiento, titulado En el sendero, es el más conocido de la suite. Un viajero y su mula descienden por un camino escarpado. Un solo de violín y después la orquesta simulan los insistentes rebuznos del equino. El rítmico sonido de los cascos sobre el sendero pedregoso se fundía con una elegante canción que representaba al vaquero. Escuchamos después el sonido de una cascada y el de una caja de música (solo de piano) que escapaba de una cabaña solitaria.
Y una tormenta al anochecer
El cuarto movimiento, Crepúsculo, nos describía cómo las sombras de la noche van cubriendo el paisaje. Se oían llamadas de animales en la distancia a través del sonido de las trompas. Así llegamos al quinto y último movimiento, Chaparrón, el más espectacular. Fue toda una exhibición de efectos instrumentales que, como efectos especiales en una película, nos describieron el rumor de truenos en la lejanía, la progresiva llegada de la tormenta, los destellos de los relámpagos seguidos de los truenos y un intenso, aunque breve, chaparrón. Todo un espectáculo orquestal que termina con el fin de la tormenta y la exaltación de la naturaleza en todo su esplendor. Sin duda merece la pena traer al Auditorio Nacional composiciones como esta, que apenas se programan y que pueden disfrutar todos los públicos.
Despedida hasta octubre
Fue un gran final para la temporada y la interpretación de la suite tuvo como respuesta muchos y prolongados aplausos. Silvia Sanz se acercó a cada uno de los instrumentistas que interpretaron partes solistas en la obra de Grofé. Agradeció al público su fidelidad y anunció la presentación de la temporada 2023-2024 que ya se puede consultar en www.grupotalia.org. Por supuesto, hubo bis y con sorpresa. El Coro Talía, que cantó en la primera parte, había regresado a sus butacas después del descanso, con ropa de calle, para disfrutar como público de la Suite del Gran Cañón. Finalizado el concierto, después de las palabras de agradecimiento de Silvia Sanz, los miembros del coro sacaron de nuevo sus carpetas granates para interpretar, junto a la Orquesta Metropolitana, el animado góspel Every Time I Feel the Spirit, arreglo de Alejandro Vivas. Orquesta, coro y directora volverán a la Sala Sinfónica el sábado 28 de octubre con música de Rachmáninov, Borodín y Chaikovski, autores que inauguran la nueva temporada.