• Prosigue la Temporada 21-22 del Grupo Talía con el tercer concierto del ciclo, Holst y Dvořák, el sábado 12 de marzo a las 19:30 en la Sala Sinfónica
  • El ganso de oro (The Golden Goose) de Holst, autor de Los planetas: un ballet coral desconocido para el gran público y apenas interpretado.
  • La Sinfonía nº 9 o Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák: una de las obras más populares y queridas del repertorio sinfónico.

Dos destacados compositores dan título al tercero de los conciertos de la temporada de abono del Grupo Talía en el Auditorio Nacional de Música: Holst y Dvořák. La cita es el sábado 12 de marzo a las 19:30. La Orquesta Metropolitana de Madrid y el Coro Talía, junto a su directora titular, Silvia Sanz Torre, interpretarán una obra de Holst desconocida para el público, el ballet coral The Golden Goose o El ganso de oro, basado en un cuento de los Hermanos Grimm, y la Novena Sinfonía o Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvořák, su obra más conocida y una de las sinfonías más populares de la Historia de la Música.  

Las entradas, a partir de 12 euros, según zonas y tarifas, están disponibles en entradasinaem.es, en las taquillas del Auditorio Nacional y en las taquillas de la Red de Teatros del INAEM.

Silvia Sanz dirige a la Orquesta Metropolitana de Madrid y al Coro Talía en el Auditorio Nacional

El Ganso de Oro o la princesa que no podía reír

El compositor alemán Gustav Holst se lamentaba en vida de cómo muchas de sus composiciones quedaban eclipsadas por la popularidad Los planetas, situación que se prolongó tras su muerte, pues, a excepción de la mencionada, muchas de sus creaciones han quedado en el olvido. Su ballet coral The Golden Goose (El ganso de oro) será la oportunidad para descubrir una de esas obras ausentes de las programaciones de conciertos y de la que hay escasísimas grabaciones. Basado en un cuento de los hermanos Grimm, El ganso de oro nos cuenta la historia de una princesa que no podía reír, un divertido relato en el que el joven Jack, con la ayuda de un mago y un ganso dorado al que se queda pegado todo aquel que lo toca, creará una situación tan cómica que curará a la princesa de su mal. Jane M. Joseph, compositora, arreglista y colaboradora de Hoslt durante años (su copista también durante la composición de Los Planetas) fue la responsable de la adaptación del cuento y del libreto.

Jack, el héroe del ballet coral The Golden Goose se dirige hacia el castillo de la princesa que no podía reír

No podemos conocer a un músico por una sola obra

No es la primera vez que Silvia Sanz, directora titular del Grupo Talía y de sus formaciones musicales, reúne en un mismo programa obras muy conocidas con obras poco interpretadas o que nunca se han interpretado en nuestro país: “Ya lo hicimos en temporadas anteriores -explica la directora madrileña-. En el concierto Maestro y discípulo reunimos la Sexta Sinfonía de Chaikovski con la Cantata San Juan de Damasco, de su maestro y amigo Serguéi Tanéyev;  más recientemente, en 2019, cerramos temporada con la cantata El caballero negro de Elgar, y en 2021 la abrimos con Les djinns de Fauré.  En el caso de Gustav Holst, es un autor al que se recuerda solo por Los Planetas y pocas obras más. No podemos conocer a un músico como Holst por una sola obra y disfrutar de una de sus composiciones para la escena, como el ballet coral The Golden Goose, ampliará nuestra visión del músico”.

El compositor Gustav Holst y su colaboradora, y también compositora, Jane M. Joseph, libretista de El ganso de oro

Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvořák

Si Smetana fue el padre de la música checa, Dvořák (1841-1904) fue el primer músico checo que adquirió fama internacional. Hasta 1877, este hombre culto, que fue cosmopolita y nacionalista al mismo tiempo, solo era conocido en su Bohemia natal. Tras el éxito de Aires de Moravia y de las Danzas Eslavas, su popularidad se extendió hasta alcanzar fama mundial. Tal fue el éxito que recibió una oferta difícil de rechazar: convertirse en director del Conservatorio de Nueva York. Así fue como emprendió viaje a Estados Unidos junto a su familia y allí fue donde se gestó su Sinfonía nº 9, Sinfonía del Nuevo Mundo. Terminó la obra en el verano de 1893 y en ella confluyen sus impresiones ante ese nuevo mundo y la tradición musical de la vieja Europa. Se estrenó ese mismo año en el Carnegie Hall con la Orquesta Filarmónica de Nueva York y el éxito fue inmediato. Hoy en día se mantiene como una de las obras que más se interpretan en salas de conciertos.

Dvořák en Nueva York con su mujer, sus hijos y unos amigos